viernes, 3 de febrero de 2012

Jóvenes Revolucionarios, Y Latino América.

  La  sociedad  Latino Americana, vive en una creciente homogeneización cultural, donde la pluralidad de ofertas no compensa la pobreza de ideales colectivos. Cuyo rasgo básico es al mismo tiempo el extremo individualismo.
En una sociedad multicuturalista, cave preguntarnos sobre nuestro pasado y presente y como llegamos a ser la sociedad que somos hoy. Si hablamos de Latino América, hablamos de revolución., pero ¿que es la revolución? ¿De que hablamos cuando nos referimos a  revolución? ¿Qué significado tiene la revolución para nuestra sociedad hoy?
Cuando pensamos en la revolución muchas veces hacemos referencia  guerrilleros, armas, discusiones políticas y cambios sociales. Estos son los conceptos más comunes que se nos vienen a la cabeza, pero ¿Por qué pensar solamente en violencia y hacer referencia a los conceptos anteriores? ¿No se puede pensar la revolución desde otra perspectiva?
La juventud de hoy,  en eso me incluyo. Vivimos la revolución desde lo social, lo artístico, lo cultural, lo educacional. Esto también es revolución, es la revolución del pensamiento. Incluir el arte y la cultura en las escuelas primarias y secundarias, ver a las instituciones como espacios de inclusión social y no como un espacio para formar futuros profesionales, que se van a ganar la vida con un titulo, Esto también es revolución.
Quizás la sociedad de hoy ve a la revolución como un movimiento sano y necesario para cambiar, para que cada uno de nosotros podamos sentirnos identificados con nuestros pensamientos, y dejar de ser una copia del otro. No necesitamos de intelectualistas, que piensen que están en la vanguardia de la sociedad, que son la voz de los que no tienen voz, que se crean que pueden representar a los pobres que viven agobiados por la ignorancia. Sin entender  cuales son sus intereses y el camino para alcanzarlos.
Estos funda su poder en el saber, pero nadie de ellos denuncio que el saber puede ser un instrumento de control social.
Como jóvenes revolucionarios del pensamiento, busquemos llegar a nuestros objetivos. Seamos distintos, pensemos distintos, abramos la cabeza y dejemos entrar  las ideas, para lograr el cambio que queremos en nosotros.
Ser un revolucionario puede ser también superar la mirada del reproche, la del querer que nuestra realidad este llena de frutos y de logros, de acuerdo a entendimientos y pasos hacia adelante. No quedarnos congelados en la crítica patológica, que nos deja paralizados sin capacidad de reacción. Ser un revolucionario es tener dedicación, trabajo y creatividad en nuestro accionar cotidiano.

Quizás en algún momento podamos ser próceres de nuestra propia vida. 
Dario Francisco.

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